348-Esa casa rosada
Van a perdonarme. Pero ya hace unos años que estoy fastidiada con la mercantilización de la medicina y el trato poco compasivo que tienen no todos pero si muchos profesionales. Por eso pasar frente a la casa rosada de Parque Chacabuco me hizo recordar un tiempo un poco más humano La casa se erigía, elegante, en la esquina de la Avenida José María Moreno y la calle Tejedor, aquí en Buenos Aires y en mi barrio. De una sola planta, con baldosas en damero en la entrada y visillos de voile en todas las ventanas, primorosamente blancas, anunciaba que sus propietarios eran gente de buen pasar. Era la época en que los médicos y otros profesionales vestían de traje y corbata y tenían un cierto aire especial, que infundía respeto. Cuando mamá y yo trasponíamos la puerta cancel, y nos recibía la dueña de casa, que aparecía silenciosamente desde un patio que se adivinaba detrás de otra puerta vidriada, escuchábamos de su boca, siempre con extrema amabilidad: “en un ratito las atiende