351- "Gente de mal"

 Para Susana, con cariño.

Estos días son tristes para la “gente de mal”, los que estamos convencidos de que, como decía Raúl Portal “no se puede ser feliz entre infelices”.
Muchas veces me dijeron que vivía en un termo cuando no veía o resignificaba algunas cosas que hacían los“gobernantespopulistasquesontodoschorrosynosllenandeimpuestosysiguenalachorrayesperoquesevayanprontoseanexterminadosynovuelvannuncamásydejendedarplanesabortivosporquetodostienenqueagarrarlapalayconlamíano”.
Raro…muy raro…Porque muchos de los que se consideran o son considerados “gente de bien” no se dan por enterados de que no es cierto que el populismo gobernó esta tierra por setenta años, que cada vez que parecía ir mejor, un golpe con charreteras o sin volvía todo para atrás y reniegan de los subsidios, entre muchas otras cosas. Han tenido, por ejemplo, un comercio de venta de ropa en su garaje, oculto y sin pagar jamás un impuesto pero…son “gente de bien”.
Sin contar mis muchas conocidas que se jubilaron sin un solo aporte, y tienen el descaro de decir que ellas no son “planeras” y de odiar visceralmente a la que, mal que les pese, tiene cualidades de estadista que pocos hombres pueden igualar.
¡Ah! Me olvidaba…también está la “gente de bien” que falsea sus declaraciones juradas o declara tener un “terrenito” y se olvida de los 1200 metros cuadrados que se han posado sobre el mismo. O los que dicen: “mi empleada no quiere que la ponga en blanco” pero en realidad, eso le viene muy bien y lo prefiere, a explicar a la empleada que si se legaliza son muchos más sus derechos. También hay “gente de bien” que miente para recibir subsidios en las facturas o el abl y están los que viajaron con el plan para viajar a todas partes pero…eso no es subsidio, solo fomento del turismo, según ellos. Sin olvidarme del colectivo LGTB que ahora puede casarse pero no reconoce un solo mérito de los que trabajaron para eso.
Realmente me siento profundamente dolida por no ser considerada “gente de bien”. Por creer en la presencia del estado y que no hay igualdad de oportunidades entre el hijo de un ministro y un pibe de la villa,y si bien se puede ser pobre y honrado es mucho más factible que la honradez se ausente en las veinte o treinta fortunas monopólicas y sus gestores, que nos han endeudado y nos hambrean con el fondo y nos están mandando ¡Una vez más! al otro fondo. Serán “gente de bien”, aunque para mí sean, como decía Jorge Luz, una “mundicia”.
Me indigno cuando escucho que hay “gente de bien” que todavía come (no sabemos hasta cuando) y dice que no escucha noticias porque “le hace mal”, porque la vida es corta y necesita ser feliz.
Lo siento. Mi sonrisa se está perdiendo. El frasco de resiliencia se está agotando. Y no hay fuerza del cielo que me ayude.
Hoy, para colmo de males, me ha llegado una carta.
Es una carta de la maestra del joven que murió por quemaduras al tratar de robar cables.
“Gente de mal”, sin duda, su inmolación recibió miles de celebraciones. Pero su maestra, gente de mal, sin duda, nos cuenta que era bueno y dulce y sonriente y que cartoneaba para sobrevivir. Y una siente que no hay nada que celebrar. Se murió un pibe que, con solo verlo, una se daba cuenta del hambre que debía tener, de la falta de todo, del desamparo. Ya sé que nada justifica el apropiarse de lo ajeno. Pero soy “gente de mal” y me duele el alma de pensarlo.
Además…¿Quién es quién? El que esté libre de culpa…porque por el momento la “gente de bien” en el poder se está apropiando de nuestro dinero, nuestros ahorros, nuestros sueldos, salud y educación…¿Serán “gente de bien”?
Ya sé: laculpaesdeloskichquenolesenseñaronapescaryqueseenriquecieronsuperlativamente. ¡Qué cosa! La amnesia hace que la “gente de bien” reivindique la presencia en el gobierno de quien nos endeudó hasta la coronilla y que no fue, precisamente “populista”.
Pobre pibe quemado. Pobre él y todos los que formamos el conjunto de “gente de mal”. Pero sobre todo…si la “gente de bien” no reacciona en algún momento y entiende que “la otredad” existe y que todo hombre es nuestro hermano: ¡Pobre país! y ¡pobres todos!
Cati Cobas

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